Anécdotas de ciclismo para tiempos de pandemia: Passo Gavia, 1988
La pandemia ha paralizado a todo el mundo y el del deporte no se ha quedado atrás. Casi todos los eventos deportivos han sido pospuestos hasta nuevo aviso y mientras el sector de la salud logra controlar esta difícil situación, creo que recordar algunas de las anécdotas más curiosas e impresionantes del ciclismo es una buena manera de pasar el tiempo mientras cumplimos con las medidas establecidas.
El Giro de Italia fue, inevitablemente, pospuesto después de las complicadas semanas en las que el brote del virus ha aumentado. Posponer esta carrera es algo a lo que los organizadores de la carrera italiana no se habían visto obligados a hacer desde las Guerras Mundiales, cuando cancelaron las ediciones entre 1915 y 1918, y luego entre 1941 y 1945 por el conflicto bélico.
Sin duda estamos viviendo algo especial y difícil, adjetivos que pueden servirle perfectamente a algunas de las etapas más épicas del Giro de Italia, que hoy se ve afectado en este tiempo de pandemia mundial.
Hablando de esta carrera, en esta ocasión retrocederemos hasta el Giro de 1988, a la etapa 14, específicamente al Passo Gavia, una subida de 1300 metros de desnivel acumulados, suficiente para ser durísimo de por sí y con las condiciones climáticas que se presentaron ese día sería descomunal.
Ese día no solo había que subir el Passo Gavia, por segunda vez en la historia de la carrera, había bajarlo hasta llegar a Bormio, una etapa corta, de 120 kilómetros, pero que el clima convirtió en una de las etapas, quizá, más dura de la historia del ciclismo moderno.
Todo transcurrió relativamente normal, como cualquiera de esas etapas de invierno en los Alpes italianos, hasta el comienzo de la mítica subida donde la nieve empezó a caer e hizo lodo los primeros kilómetros del ascenso que en los ochenta aún no estaban asfaltados. En la última mitad de la subida, la más dura, ya era difícil la tarea de identificar a los ciclistas que estaban completamente cubiertos por la nieve, desde el pelo hasta las zapatillas. El frío empezaba a volverse intenso y los aficionados tenían que ayudar a los ciclistas a pasar esas rampas de dos dígitos que, en esas condiciones, multiplicaban su dureza.
El holandés, Johan Van der Velde, fue el primer en llegar a la cima con un minuto sobre el grupo de escaladores que lo perseguían, donde iban Breukinik, Delgado, Hernandez –el único colombiano- y Hampsten, el americano que ganó esa edición del Giro. Van der Velde tuvo que parar antes de empezar el descenso a abrigarse, sin importarle que lo alcanzaran sus perseguidores y ahí empezaría la parte más difícil de la etapa, el descenso hasta Bormio.