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El desenlace de la Vuelta 2018 se decide este sábado

etapa de 97 km, seis puertos que coronar y un ascenso acumulado de 3.280 metros. Simon Yates defiende un margen de 1’38” con Alejandro Valverde, a quien Steven Kruijswijk pisa los talones



Y llegó el asalto final, el último acto competitivo al margen del ‘paseo’ hacia Madrid del domingo del pelotón, en la Vuelta. La segunda etapa en Andorra, con la llegada en alto, en el Coll de la Gallina, en una etapa durísima, no ya por la dureza extrema de esta última cota considerada de categoría especial, sino porque el recorrido es corto, 97 km, y porque con anterioridad los ciclistas tendrán que superar cinco altos de segunda, primera y terce4ra. El Coll de la Comella casi al empezar (km 5,6 y que repetirán paso en el 81,2), el Coll de Beixalis (1ª km 19,7 y 64,7) y el Coll d’Ordino, km 42.3.

Valverde ya ganó en el Coll de la Gallina en 2012, por delante de ‘Purito’ y Contador

Un escenario en el que ya sabe lo que es ganar Alejandro Valverde. Lo hizo en 2012 viniendo desde atrás y después de arrebatar la gloria a Alberto Contador que iba escapado en solitario y de superar a Joaquim ‘Purito’ Rodríguez que iba con él. Aunque hay muchas diferencias desde entonces. Han pasado seis anos, el kilometraje es ahora mucho menor (97 km por los 175 de entonces) y su ubicación en la carrera difiere, de casi cerrar la Vuelta este año a casi empezarla en 2012.

ETAPA 20 LA VUELTA
ETAPA 20 LA VUELTA
Valverde tiene que pasar a la acción sí o sí, siempre y cuando las fuerzas le respondan. No sólo por mirar de conseguir algo que parece impensable, que pueda recortar el 1’38” que tiene de renta el líder Simon Yates (Mitchelton-Scott), sino porque por detrás le pisa los talones Styeven LKruijswijk (LottoNL-Jumbo), quien ha bajado del podio a un Enric Mas (Quick-Step) que si se recupera tiene que ser otro de los alicientes de la jornada.

Tras lo visto este viernes, Yates es superior a sus rivales y no da síntomas de flojear, aunque cierto es que en el Giro se hundió –las circunstancias son distintas– y sólo un infortunio podría privar al británico de ganar su primera gran vuelta.

Pero se espera una carrera de locos, corta, explosiva, con casi todas las plazas del podio por decidirse y con el invitado siempre peligrosa de la lluvia y de la tormenta. No hacen falta más alicientes.



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